Bailongo político


Muchas han sido las estrategias de propaganda para ganar adeptos en circunstancias políticas: Mítines, folletos, ir de puerta en puerta, espectaculares, regalar despensa, entre muchos otros. Sin embargo, una forma que se ha popularizado es modificar la letra de canciones populares del momento para atraer gente. En este caso, Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela, fue el actor de dicho evento.
El pasado domingo, 24 de julio de 2017, durante su programa televisivo “Los domingos con Maduro”, se adaptó la popular canción “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yankee para obtener apoyo hacia la Asamblea Constituyente próxima a realizarse en el país latinoamericano.
A saber, dicha asamblea, según la Constitución Venezolana, funciona cuando se requieren hacer cambios profundos al país, cosa que no se realizaría con una simple reforma o enmienda.
Esta nueva adaptación de la famosa canción de los puertorriqueños fue desaprobada por Luis Fonsi, pues, parafraseando sus palabras, nunca fue avisado para su uso político y, mucho menos, para apoyar, de alguna manera, la situación que invade Venezuela.
Y sí, Venezuela está viviendo una crisis grave que afecta a todos: escasez de comida, revueltas, manifestaciones, cierre de vías del transporte público, depreciación de su moneda. Pareciera que la política no puede llevarse con la música.
En México también ha pasado esto. En 2015, en Casamaloapan, Veracruz, se postuló Antonio Tarek Abdalá para ser diputado federal del Distrito 17 por el PRI. Este señor utilizó la misma estrategia de modificar una canción popular en ese año: “Happy, de Pharrel Williams, fue la víctima de la política mexicana. Sí, resultó vencedor en esas elecciones.
¿En este caso sí se llevaron bien la política con la música? Noup. Para el siguiente año, 2016, Tarek se fue sancionado con 10 años de inhabilitación política por presunto desvío de recursos, una cantidad aproximada de 1,600 millones de pesos desde mayo de 2015. Cabe resaltar que fue tesorero de Javier Duarte. ¿Coincidencia?, no lo creo.
Si vas a tener un país en la ruinas, o dejarás de tener cargos públicos por robar dinero, mejor no mezcles la música con la política. Puede sonar a una buena idea (como muchas buenas ideas en el mundo que terminan por fracasar), pero sólo quedan en ridículo, mucho más en la era del meme, donde hasta por decir “son trece”, ya apareces en vides de intenta no reír.

Mejor pasito a pasito, suave-suavecito, dejen esas “estrategias” modernas para ponernos happy. O tal vez no, los memes causan la misma risa que las situaciones políticas actuales.

Comentarios

Entradas populares