“Los que más se expresan deberían callarse”
El idealista y el perro del escritor mexicano Guillermo Fadanelli es un texto
reflexivo acerca de ciertas situaciones de la vida. En alguna de sus cuartillas
se lee la siguiente frase: “Los que más se expresan son los que deberían
callarse”. La cita anterior me hizo pensar sobre las opiniones que muchos hacen
(así como las mías) acerca de cualquier tema. Como pedido al cielo para
escribir sobre este tema, gracias a El Universal, llegó a mis ojos una columna
de dicho diario titulada: En defensa de Mars Aguirre. Lo que llamó mi atención para unir estas dos variables es la
degradación del periodismo mexicano.
Soy
un alumno de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UNAM. No me jacto
de ser un sabio, porque no es verdad, además, apenas voy a la mitad de la
carrera. Sin embargo, este lapso me ha hecho darme cuenta de ciertas carencias
en el periodismo mexicano, sobre todo en el área de opinión y nuevos
periodistas.
Cualquiera
puede tomar una computadora y dar su opinión acerca de algo (exacto, como yo).
Lo malo llega cuando los medios mexicanos eligen erróneamente a sus portavoces.
Está bien que quieran atraer más gente por plataformas digitales, o dándole una
columna a ciertas “celebridades”, pero antes de optar por crear más contenido
para muchas personas, deberían pensar en mejorarlo. Calidad antes que cantidad,
por favor.
El
periodismo no debería tener el tipo de redacción como la columna antes
mencionada, por muy de opinión que sea. Uno de los aspectos a destacar es la
presencia de mil y una groserías sin sentido. No estoy en contra de ellas, por
mí está bien que se abra un espacio para las malas palabras en los medios de
comunicación, aunque si todo el texto está lleno de éstas para atraer a los
chavos o darle un giro hacia un “nuevo periodismo”, no queda.
Un
medio con más de 100 años de vigencia en México debería saberlo. Han tenido un
siglo para pensar su contenido y se atreven a hacer esto: una mente opinadora
más para los chavos, para la nueva generación de lectores de los diarios
mexicanos. Abrirle las puertas a cualquier persona está bien, pero es mejor
cuando van a aportar algo nuevo y con sentido, no acerca de un fenómeno de
internet que, como la propia columna lo menciona, ya pasó de moda. Sí, ya sé
que un factor de interés periodístico es hacer actual algún tema, no obstante,
en esta sociedad digital tan veloz no es lo mejor, menos con una redacción así.
Al
final de la columna, la redactora menciona que se puede prescindir de la
carrera de Ciencias de la Comunicación. Cabe resaltar que ella la estudió y en
la UNAM (¡auch!). Ese comentario puede ser aceptable en ciertos aspectos, pero
si alguien de verdad quiere aprender algo lo hace, aunque sea una carrera
“prescindible”. La idea de estar en la escuela también conlleva la capacidad
intelectual de cada uno de los alumnos. No todo lo pueden los profesores. Ser
autodidacta en un país donde el sistema educativo es precario, hasta en la
máxima casa de estudios, debe ser fundamental para sobresalir y no andar
redactando porque se tiene ganas de hacerlo.
—La sociedad tiene el
contenido que merece —, sentencia medio mundo, hasta los dueños de los medios
de información. Últimamamente hemos vivido de contenido tipo Vice, BuzzFeed o Cultura Colectiva (SorryNotSorry). Los medios
importantes del país, al menos, trataban de mantener esa diferencia, mas,
ahora, cayó. El periodismo mexicano se diluye en la era digital, donde, sin
importar trayectorias de hasta 100 años, se ¿adecúan? a lo que la gente ¿merece?
Tal
vez todos deberíamos salir de este sistema retrógrada que nos mantiene
atrapados en la miseria informativa y de opinión. Mientras eso sucede (si es
que pasa), debemos seguir leyendo contenido basura (SorryNotSorry x2) en todos
lados. Hay gente que se salva, pero no en esta ocasión, y quizá no en mucho,
mucho tiempo.
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