Premio a la estupidez
Mucha gente debe pensar que
el ser humano nace estúpido. Otros, tal vez, que el desarrollo en su vida lo
vuelve de esa forma. A la mayoría quizá no le importe, pero es algo que me
tiene bastante intrigado. Pienso que todos tenemos, aunque sea una vez en la
vida, momentos de estupidez. Esas situaciones de diarrea mental que logran
detener toda nuestra capacidad lógica e inhibir nuestras siete diferentes
inteligencias para llegar a realizar cosas imbéciles.
Para no sentirse mal, existe
un premio dedicado a aquellas personas estúpidas. Lamento si lastimo el corazón
de alguien, pero es verdad. Si alguien está dentro de esta súper especie, cada
año, desde 1993, se otorga el premio Charles Darwin, el cual laurea a las
muertes más estúpidas acontecidas en el año terminado.
El galardón tiene ese nombre
para hacer referencia a la evolución humana, y comenzó como un pasatiempo de un
estudiante que realizaba investigaciones en la Universidad de Stanford, California. En
artículos de periódico observaba muertes y realizaba una lista, la cual enviaba
por correo electrónico para las votaciones. De esta manera, se creó la página www.darwinawards.com.
La selección de los nominados
no es arbitraria. No. Existen cinco puntos importantes para saber si se es
merecedor de un Darwin, los cuales son:
Reproducción:
Muerto o
estéril.
Excelencia: Asombrosa
aplicación incorrecta del juicio.
Auto-selección: Causa la
propia muerte (suicidio).
Madurez: Edad legal
para conducir (en Estados Unidos) y no tener retraso mental.
Veracidad: El evento
debe ser verdadero.
“Los Premios Darwin
conmemoran a los individuos que protegen nuestra especie haciendo el último
sacrificio de sus propias vidas: eliminarse de una manera extraordinariamente
idiota”, es lo que versa en la página de los Darwin.
Así, este año ya ha cobrado
sus víctimas, y los Darwin Awards ya
han sido entregados. Por ejemplo, de los cinco casos registrados, uno que no
ganó pero ha sido de los más sonados, es sobre un viejo soldador ruso que murió
porque su arma casera, la cual consistía en un extintor lleno de por la mezcla
de carburo de calcio y agua (una combinación reactiva que produce gas de
soldadura de acetileno), explotó y le golpeó la cabeza.
México está presente en
estos premios (para que vean que sí podemos llegar a todos lados). Por si no
fuera poco, el orgullo hacia este hermoso país crece al enterarnos que dos muchachas,
Corral de 18 y Miranda de 17 años de edad, murieron al ser golpeadas por el ala
de un pequeño avión mientras estaban buscando el mejor escenario para una selfie. Esto ocurrió en Chínipas, Chihuahua.
El autor nos exhorta a no
sentirnos mal por reírnos de la desgracia ajena. Además, no es como que nunca
lo hayamos hecho. Cada caída, golpe o estupidez realizada por alguien es
aplaudimos y hasta compartida, ya sea como anécdota o video por internet, el
objetivo es provocar más risas.
Si nunca han ganado nada en
la vida, no se preocupen, simplemente planeen una muerte terriblemente estúpida
y pídanle a alguien que la haga llegar a los premios Darwin. Aunque sea post mortem, habrán (habremos) sido premiados. Mientras tanto, a sonreír con las
tonterías ajenas y a votar por el espécimen favorito.
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